El consultor de dirección debe tener la capacidad de acompañar
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El consultor de dirección debe tener la capacidad de acompañar

El consultor de dirección debe tener la capacidad de acompañar

El consultor debe decir al director lo que es mejor para su empresa, aunque se equivoque. Fotografía de Bongkarn Thanyakij (Pexels).

Los consultores de dirección hemos aprendido la gran importancia del acompañamiento para mitigar la soledad del directivo y aportar una visión externa que no tiene intereses personales dentro de la empresa.

Pero sobre todo, hemos aprendido lo que los consultores de dirección NO deben hacer, que se podría resumir en 5 puntos.

5 cosas que NO debe hacer un consultor

 

  1. No dar consejos perfectos sin equivocarse.
    El consultor debe decir al director, para quien trabaja, lo que cree mejor para la empresa, aunque se equivoque (el consultor con miedo a equivocarse o a no decir lo que piensa, se vuelve uno más de la organización).
  2. No conformarse con la información que le dan en la empresa.
    Debe cuestionar el status quo, y no porque le mientan, sino porque todos sabemos que “el cerebro ve lo que las emociones quieren”.
  3. No implicarse, demasiado, en áreas funcionales o cuestiones del día a día.
    Debe buscar sostenibilidad, coherencia y equilibrio a largo plazo aunque conozca el plan del año. La mirada hacia adelante permite encontrar oportunidades y peligros que no se observan desde tareas funcionales.
  4. No puede conocer como solucionar situaciones en todas las áreas de una empresa.
    En el acompañamiento tiene mas peso la actitud, que el propio conocimiento. Ya que una persona de confianza debe ser honesta y saber a quién llamar para encontrar la mejor solución en cada caso (e incluso reconocer cuando no sabe a quién llamar).
  5. El consultor de dirección no sería el mejor director para esa empresa.
    Nadie conoce mejor a la empresa que sus propietarios y equipo directivo, lo que el consultor aportará es reducir los sesgos que se van creando con el tiempo y aportar objetividad con una mirada fuera de las inercias propias de cada empresa.

También hemos descubierto que el éxito de la relación consultor – director (como en casi todas las relaciones), depende en gran medida de la afinidad que se logre, que no significará necesariamente estar siempre de acuerdo, pero sí crear una relación de confianza y centrada en una misma mirada del conjunto de la empresa y de sus personas implicadas.